Tribute to a Friend: Antonio Castellanos Mata

La partida de un amigo entrañable

Antonio Castellanos Mata ha sido y siempre será mi amigo mas entrañable de la juventud y de los años que han seguido. Nuestra amistad nació y se cultivó en Valladolid, durante los años de carrera. El apareció de repente en segundo, calculo que en el otoño de 1965.

Catedratico de la Universidad de Sevilla, Spain

Catedratico de la Universidad de Sevilla, Spain

No hizo el selectivo con nosotros en Valladolid. Apareció en las clases de segundo, segun decía ‘de León’ y con ello se quedó el apodo cariñoso por el que todos le conoceríamos durante aquellos años: ‘León’. Tantas cosas que contar, en cierta forma ‘triviales’ momentos de entonces,  que en aquellos días fueron inolvidables por la intensidad de la amistad, pero que ahora detrás de la niebla mental de cincuenta años, son difíciles de detallar.

Algo que fue evidente desde el primer momento fue su inteligencia, completamente ‘fuera de lo normal’ y su capacidad de absorber el contenido de las clases de Mecánica, Termodinámica y las correspondientes matemáticas de segundo de Físicas con toda facilidad. Recordaré siempre su percepción de la relatividad restringida de Einstein en las clases de Mecánica de segundo: yo estaba admirado!!

Al principio de curso, de todos los cursos que yo recuerde -de segundo a quinto- compraba un único cuaderno de apuntes que consistía solo en un ‘block de espiral azul grueso’ y un bolígrafo ‘bic’ de plástico transparente, de los más baratos con tapadera azul que llevaba (el mismo cuaderno!) invariablemente a todas las clases. Eso era todo!! Allí apuntaba con toda claridad los puntos y ecuaciones más importantes de cada asignatura y con eso le bastaba. Yo me organizaba con cuadernos para cada asignatura, copiosas notas, y al final del día peleaba con las explicaciones y derivaciones de los profesores.  Antonio, con ese cuaderno y unas pocas horas de estudio para cada asignatura, sacaba siempre las notas más brillantes del curso. Su capacidad para resolver los problemas mas difíciles de Mecánica, Termodinámica, Electricidad, Optica, etc. era increible. A mi me dejaba anonadado.  Yo no le llegaba ni a la suela de su zapato.

Durante los últimos años de la carrera seguimos la rama de ‘Fundamental’ en lugar de ‘Electronica’ y deambulábamos por el departamento de Casanova. Al final de la carrera los dos pedimos una beca del gobierno francés par ir a Burdeos a hacer Física Nuclear, pero naturalmente con sus notas brillantes, él la consiguió y yo no, de lo cual me alegré muchísimo. El continuó en Valladolid y unos años más tarde los dos solicitamos una beca Fulbright para estudios en USA. Yo quería hacer mi doctorado allí; estaba muy descontento de lo que se me ofrecía en Valladolid-España, mientras que Antonio quería solo pasar un curso escolar en USA y viajar por todo el continente Americano y en particular visitar Mexico. Aquí ya nos separamos!

Yo seguí mi interés en estudiar cosas relacionadas con la biología –biofísica como yo lo llamaba entonces- y marché a Salamanca y luego a hacer el doctorado en USA después de casarme en 1970. Allí nos separamos y después ya no nos vimos por muchos años. Yo me asenté a vivir en USA, y aunque el estaba siempre en mi memoria, no nos pudimos ver mas que una vez mas –brevemente para una cena acelerada- cuando fuí a Sevilla para una conferencia creo que en 1992, como commemoración del quinto centenario del viaje de Colón. Yo creo que entonces aún no estaba casado con Elena, y nunca conocí a su primera esposa o hijos.

Entre los mejores momentos juntos, eran los que pasábamos haciendo problemas de matemáticas. Recuerdo en particular los diversos problemas de integrales del libro de Martínez Salas. Unas tardes íbamos a su modesto piso de la pensión enfrente de la Catedral de Valladolid, y otras tardes trabajabamos en mi habitación del colegio mayor La Salle. No es que mi familia fuera rica, sino que yo había conseguido una beca despues de selectivo para poder pagar los gastos. Mi padre –muy religioso- prefería para mí ese ambiente. Yo echaba de menos el ambiente libre y bohemio de la vida de Antonio, y en eso disfrutábamos mucho juntos. Paseábamos, charlábamos, mirábamos a las chicas. A ninguno de los dos nos gustaba beber.

Así nos llegamos a conocer más, aunque él no era un hombre de muchas palabras. Provenía de una familia modesta de León, su padre creo que era maestro, como el mío. Tenía un hermano que jugaba al ajedrez –mas sobre esto luego- pero no supe mucho mas. Esto a pesar de que me invitó un fin de semana a ir a su casa a León, con motivo de un festival de música ‘moderna’ (rock de aquellos tiempos) en un teatro de León. Recuerdo muy bien la imagen de Antonio bailando y contorsionándose de pie en el teatro (en las butacas de arriba) al son de ‘Con tu blanca palidez’ (‘Whiter Shade of pale’, un éxito de la banda británica de Rock Procol Harum en 1967 y el himno de la contracultura de entonces). Bueno, pues a pesar de esta visita, no recuerdo nada de su madre o padre, pero tengo un recuerdo vago de que también tenía una hermana. Durante esta visita a León, fué mi primera visita a la Catedral de León que me impresionó por su diseño elegante y armonioso, además de las espectaculares vidrieras y las esculturas de sus fachadas, como la de la Virgen Blanca. Todo un descubrimiento. Nuestra amistad se cimentó.

Sin embargo, recuerdo muy bien,  que los momentos mejores de nuestra convivencia durante todos aquellos años juntos, fueron los de las interminables partidas de ajedrez en el Café España de Valladolid, en la zona de la ‘Fuente Dorada’. Despues de comer yo caminaba hacia el café y alli nos juntábamos. Yo tomaba un cortado y pedíamos, como siempre, un tablero de ajedrez y fichas de aquellas de diseño viejo, altas y muy inestables. Nuestro café se prolongaba desde las 2:45 de la tarde, mas o menos, hasta pasadas las 4:00 o más, y jugábamos tipicamente dos partidas o a veces tres, por mis afanes de ‘revancha’. No conseguía ganarle casi nunca, rara vez. Yo acababa agotado!! Y luego yo tenía que empezar a estudiar; Antonio yo creo que no estudiaba mucho; no le hacía falta! El era mucho mejor jugador que yo. Yo aprendí muy tarde y sin nadie que me guiara. Creo que el aprendió de su padre y hermano, y tenían muchas ‘horas de práctica’ y de tácticas. Yo trataba de absorber cuanto pude. Es algo que SI que se nos ha quedado pendiente ahora!! Jugar alguna partida de ajedrez de nuevo. Seguro que tu ahora tendrás una inspiración extraterrestre, celestial (si no divina!) e invencible. Compañero del alma, compañero –que diría Miguel Hernández.

A cambio, quizás, yo le intentaba enseñar un poco a tocar la guitarra. A mi me enseñó mi abuelo, y en mi familia había mucha música por todas partes: mi padre y abuelo fueron músicos de afición y profesión. Llevé a la Universidad una guitarra vieja, que mi abuelo compró por doce pesetas cuando era joven, de clavijero de madera y es en la que yo aprendí. A Antonio le gustaba mucho la música de guitarra popular y sobre todo los ‘Corridos Mejicanos’, en particular ‘De Piedra a de ser la Cama’. Yo la cantaba para él y con cierta paciencia, creo que al final conseguí que pudiera cantarla solo y acompañarse el mismo en la guitarra. Tenia una auténtica fascinación por la música y la cultura mejicanas.

Siguieron muchos años separados y apenas sin saber el uno del otro. El, por su proximidad, pudo disfrutar de las visitas y celebraciones de los compañeros de carrera organizadas por Luis Bailón y sus colegas en Valladolid, especialmente la del veinticinco aniversario (ver foto). Perderme esas visitas ‘hacia el pasado’ siempre me fué difícil. Pero no había otro remedio.  Intenté escribir a Antonio cuando los principios del correo electrónico para saber mas de él: esposa, hijos, familia; pero Antonio era un hombre de pocas palabras ‘escritas’, en mi opinión. Tan afable y dicharachero como era en persona, el guardaba sus palabras en papel y en medios electrónicos para él sólo y para momentos muy especiales. He sabido muy poco de él durante éstos mas de cuarenta años. Sin embargo, sé muy bien –por su parte y la mía- que hemos sido amigos entrañables. Lo hemos sentido los dos día a día.

Profesionalmente, sé muy bien de su dominio de la Física en todas sus ramas y especialidades, y no me cabe la menor duda de que sus varias decenas de promociones de estudiantes de la Universidad de Sevilla, así como sus colegas, le recuerdan como un excelente profesor. Exigente, sin duda alguna, como él lo era consigo mismo, pero justo y brillante. Cogió temas de investigación muy difíciles porque su ‘mente brillante’ lo necesitaba. El no podía contentarse con hacer Física ‘fácil’. Confieso que no he leído, ni él me mandó, ninguno de sus trabajos y ciertamente lo lamento. Seguro que hubiera aprendido mucho sobre el tema de procesos nolineales, irreversibles, que siempre me han apasionado y sobre todo su aplicación a la explicación de los procesos biológicos, metabólicos y del sistema nervioso.

Antonio reapareció con mucha fuerza de nuevo, con motivo de la última reunión de compañeros de curso de Nov. 2014 a la que –una vez más- no pude asistir.  Por las fotos, allí le volví a ver, conocí a su esposa Elena y a sus hijos mas jóvenes. A los pocos meses recibí –junto con Miguel Moreno y Luis Bailón, un mensaje entrañable donde nos comunicaba las circunstancias de su salud y con ello ‘sonó la alarma’ en mi corazón.

En los últimos días, Elena –su querida esposa, me comunicó su ingreso en el hospital (Enero 20) y un torrente de recuerdos volvieron a aparecer en mi memoria. En el intercambio de mensajes que siguió, descubrí cosas que no conocía de mi entrañable amigo: le gustaba la poesía de Machado y Lorca, entre otras. Escribí unos pocos mensajes, le envié algunas fotos, y le envié tambien una poesía de Lorca que afortunadamente pudo leer y no conocía (‘Adivinanza de la guitarra’) y traté de ‘hacerles compañía’ en la distancia a él y a Elena, tratando desesperadamente de ‘recuperar el tiempo perdido’ de la vivencia de nuestra intensa amistad. Me dije a mí mismo: ‘si se recupera le veré y le visitaré con su familia en el 2016’. Tristemente no pudo ser!!  Compañero del alma, compañero. Te fuiste demasiado pronto!

Es bien conocida la anécdota de que cuando murió Michele Besso, el gran amigo de Einstein de sus tiempos de estudiante en el Politécnico de Zurich, éste le escribió a su esposa viuda (solo unas semanas antes de su propia muerte) diciendo que para los físicos la distinción entre el pasado, presente y futuro (el paso del tiempo) era solamente una ilusión ( ‘only a stubborn illusion’). El tiempo es reversible en las ecuaciones y por eso no cuenta.  Ojala!! querido Antonio. Tu partida nos ha traído tragicamente a la otra concepción del tiempo:  la dirección termodinámica, irreversible, personal –la ‘duración’ del filósofo francés Henri Bergson que en su momento (Abril 6, 1922) tuvo la histórica discusión en Paris con Einstein sobre los ‘dos tiempos’, el físico y el personal. Como seres humanos que somos, todos sabemos que ‘la flecha del tiempo’ (‘The arrow of time’) es irremisible y nos empuja hacia nuestro final temporal inevitable. Ojala que todos tengamos la gran suerte y el carácter que tú has tenido, nuestro querido y entrañable amigo Antonio, de salir por esa puerta con valentía, fuerza, buen humor y lucided hasta el último momento, como tú lo has hecho. Y además, rodeado e infinitamente querido por tu familia, tus colegas y amigos que han visto siempre en tí un ejemplo y una inspiración digna de seguir.

Antonio nuestro, descansa en paz!

Valladolid-25-years-commemoration

Foto del grupo de Profesores y colegas de la carrera que acudieron a celebrar el 25 aniversario de las primeras promociones de la Facultad de Fisicas de Valladolid en 1994.

Incluyo dos de las pocas fotos que tengo de Antonio. En aquellos tiempos cámaras fotográficas no eran objetos de uso normal, especialmente entre nosotros los pobres estudiantes. Recuerdo, muy bien, que esta foto corresponde a la excursión que los alumnos de quinto –creo- hicimos a Madrid a escuchar a Werner Heisenberg en la Universidad Complutense, siguiendo una sugerencia e invitación de Boya, nuestro profesor de Mecánica Cuántica. Fuímos en coches particulares, y en la foto se ve el coche que condujo Victor Ordóñez. Allí se le ve a ‘León’ (derecha) en su atuendo típico, con su pantalón gris, camisa blanca, corbata, y jersey de color verde claro hasta arriba. En la foto se ven además (de izquierda a derecha): Eladio Sanz (‘Lalo’), Victor Ordóñez y Luis Alonso Romero.  Al fondo los pinos de la Ciudad Universitaria de Madrid, probablemente en la primavera de 1969.

Colegas de la carrera en una parada en la Ciudad Universitaria de Madrid, ca. 1969

Colegas de la carrera en una parada en la Ciudad Universitaria de Madrid, ca. 1969

La segunda y última foto es la ‘Orla’ de nuestra clase/promoción que preparó Javier Bustillo con tanto cariño, y que he incluído en alguno de mis ensayos como homenaje a todos nosotros, colegas y amigos de Antonio. Cuando se completó, yo recuerdo con inmenso cariño y orgullo que Antonio, mi mas entrañable amigo, estaba a mi lado.

Orla de la primeras promociones de la Facultad de Fisicas de Valladolid, 1969

Orla de la primeras promociones de la Facultad de Fisicas de Valladolid, 1969

Adivinanza

 

En la redonda

encrucijada,

seis doncellas

bailan.

Tres de carne

y tres de plata.

Los sueños de ayer las buscan,

pero las tiene abrazadas

un Polifemo de oro.

!La guitarra!

 

Federico García Lorca (1898-1936)